Población de abejas disminuye
Investigadores y apicultores exteriorizan su preocupación ante la desaparición de abejas en el mundo sin una explicación aparente. Este misterio, aún sin una explicación científica aceptada, causa inquietud en muchas organizaciones de apicultores y de otras dedicadas al cuidado del ambiente y de la biodiversidad.
No se sabe el porqué, las abejas se mueren y en la mayoría de los casos, solo desaparecen. A esta anormalidad se la conoce como "Colapso por Desorientación de las Colonias" o Colony Collapse Disorder (CCD), por sus siglas en inglés.
Las abejas cumplen roles indispensables para la vida en la Tierra, por su función de polinizadores naturales; además de los productos directos que proveen (miel, polen jalea real, cera, propóleos), siendo calificadas de insustituibles para mantener el equilibrio económico y ambiental del planeta.
Cada año, las abejas se encargan de polinizar plantas y cultivos agrícolas, que suministran al hombre, verduras, frutas, frutos secos, aceites y derivados; además de pasturas y forrajes para alimentación de los animales y
preservación de los árboles a los cuales también polinizan; además de los propios y naturales que producen las mismas abejas, como la miel, el producto natural extendido y que también sustituye al azúcar.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ya ha establecido que de las 100 especies de vegetales que proveen el 90% de los alimentos en 146 países, 71 son polinizadas por abejas.
Según estimaciones, alrededor del 80% de las especies de plantas y árboles silvestres son fecundadas por insectos, entre ellos las abejas, por lo que su drástica disminución representa una amenaza para la seguridad alimentaria y los ecosistemas.
Por otra parte, hacia el año 2020 se estima habrá en el planeta 900 millones más de seres humanos, o sea, un total de 7.800 millones, cantidad que la producción mundial de alimentos no podrá satisfacer. ¿Por qué? Ocurre que las abejas son las responsables directas de la polinización y, sin ella, las plantas no podrán reproducirse, y sin plantas, las aves y animales que se alimentan de ellas morirán.
POSIBLES CAUSAS
Los científicos, investigadores y especialistas en apicultura que han estudiado este fenómeno concluyen que la disminución de la población de abejas puede tener su origen en una combinación de factores, pero sin llegar todavía a conclusiones definitivas. Entre las causas probables figura la intensificación de la agricultura con el uso de agroquímicos. Sobre el punto, se cuestiona la acción de los neonicotinoides, una nueva línea de productos químicos para el agro, que se muestran tóxicos para las abejas y otros insectos. Los neonicotinoides actúan de modo selectivo e irreversible sobre las células nerviosas de las abejas y demás insectos, en contacto con estos productos químicos, paralizándolos y provocando su muerte.
Otra posible causa es el cambio climático y sus efectos en el calentamiento global y variaciones en el régimen de lluvias, con inundaciones y sequías, los cuales podrían alterar los patrones estacionales de comportamiento de las abejas, que de este modo, caerían víctimas de fríos y calores extremos. A modo de ejemplo, el impacto negativo de las sequías se traduce en una disminución del número de plantas que florecen, con lo cual el néctar que se produce y recogen las abejas es menor y con ello, la floración y formación de frutos merma en forma considerable.
A lo anterior, hay que sumarles: los ataques por nuevos parásitos que contaminarían a las abejas como el caso del Nosema ceranae, un protozoario originario del sudeste de Asia; y la pérdida de la biodiversidad.
Por último, hay quienes sostienen que la saturación de las ondas electromagnéticas de los teléfonos móviles o celulares, más las antenas de repetición de móviles en zonas rurales, son una de las causantes de la desaparición de las abejas, porque las desorientan en sus vuelos desde las colmenas a las fuentes de alimentos (néctar, polen, agua) y viceversa.
QUÉ PUEDE HACERSE
En numerosas partes del mundo, las abejas desaparecen. La contribución que como personas podemos realizar se basa en aplicar una o más prácticas de cuidado y conservación del medio, desde cuidar los recursos naturales (suelo, agua, humedales) y la biodiversidad, plantar árboles; promover la biodiversidad; proteger a los animales sobre todo domésticos; hasta utilizar prácticas conservacionistas de producción agrícola con empleo mínimo de agrodefensivos químicos, labranza cero o mínima del suelo; rotación de cultivos y otros. Resulta obvio que las campañas educativas que se emprendan en este sentido contribuirán no solo a preservar a estos laboriosos insectos, sino también a cuidar el ambiente.
CONCLUSIÓN
Las abejas han sido declaradas la especie más invaluable del planeta por la Earthwatch Institute de EE.UU., con base en lo expuesto en este artículo. Por otra parte, está claro que el cambio climático y los desastres naturales, los incendios forestales, la contaminación del agua y otros no ocurren porque sí.
Las abejas vivían en equilibrio con el medio, pero la realidad actual de degradación del medio también las afecta quizás en forma irreversible. Albert Einstein, el notable físico de origen alemán ya lo anticipó: "Si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre solo le quedarán unos pocos años de vida".
(*) Especialista en Comunicación Rural.
No se sabe el porqué, las abejas se mueren y en la mayoría de los casos, solo desaparecen. A esta anormalidad se la conoce como "Colapso por Desorientación de las Colonias" o Colony Collapse Disorder (CCD), por sus siglas en inglés.
Las abejas cumplen roles indispensables para la vida en la Tierra, por su función de polinizadores naturales; además de los productos directos que proveen (miel, polen jalea real, cera, propóleos), siendo calificadas de insustituibles para mantener el equilibrio económico y ambiental del planeta.
Cada año, las abejas se encargan de polinizar plantas y cultivos agrícolas, que suministran al hombre, verduras, frutas, frutos secos, aceites y derivados; además de pasturas y forrajes para alimentación de los animales y
preservación de los árboles a los cuales también polinizan; además de los propios y naturales que producen las mismas abejas, como la miel, el producto natural extendido y que también sustituye al azúcar.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ya ha establecido que de las 100 especies de vegetales que proveen el 90% de los alimentos en 146 países, 71 son polinizadas por abejas.
Según estimaciones, alrededor del 80% de las especies de plantas y árboles silvestres son fecundadas por insectos, entre ellos las abejas, por lo que su drástica disminución representa una amenaza para la seguridad alimentaria y los ecosistemas.
Por otra parte, hacia el año 2020 se estima habrá en el planeta 900 millones más de seres humanos, o sea, un total de 7.800 millones, cantidad que la producción mundial de alimentos no podrá satisfacer. ¿Por qué? Ocurre que las abejas son las responsables directas de la polinización y, sin ella, las plantas no podrán reproducirse, y sin plantas, las aves y animales que se alimentan de ellas morirán.
POSIBLES CAUSAS
Los científicos, investigadores y especialistas en apicultura que han estudiado este fenómeno concluyen que la disminución de la población de abejas puede tener su origen en una combinación de factores, pero sin llegar todavía a conclusiones definitivas. Entre las causas probables figura la intensificación de la agricultura con el uso de agroquímicos. Sobre el punto, se cuestiona la acción de los neonicotinoides, una nueva línea de productos químicos para el agro, que se muestran tóxicos para las abejas y otros insectos. Los neonicotinoides actúan de modo selectivo e irreversible sobre las células nerviosas de las abejas y demás insectos, en contacto con estos productos químicos, paralizándolos y provocando su muerte.
Otra posible causa es el cambio climático y sus efectos en el calentamiento global y variaciones en el régimen de lluvias, con inundaciones y sequías, los cuales podrían alterar los patrones estacionales de comportamiento de las abejas, que de este modo, caerían víctimas de fríos y calores extremos. A modo de ejemplo, el impacto negativo de las sequías se traduce en una disminución del número de plantas que florecen, con lo cual el néctar que se produce y recogen las abejas es menor y con ello, la floración y formación de frutos merma en forma considerable.
A lo anterior, hay que sumarles: los ataques por nuevos parásitos que contaminarían a las abejas como el caso del Nosema ceranae, un protozoario originario del sudeste de Asia; y la pérdida de la biodiversidad.
Por último, hay quienes sostienen que la saturación de las ondas electromagnéticas de los teléfonos móviles o celulares, más las antenas de repetición de móviles en zonas rurales, son una de las causantes de la desaparición de las abejas, porque las desorientan en sus vuelos desde las colmenas a las fuentes de alimentos (néctar, polen, agua) y viceversa.
QUÉ PUEDE HACERSE
En numerosas partes del mundo, las abejas desaparecen. La contribución que como personas podemos realizar se basa en aplicar una o más prácticas de cuidado y conservación del medio, desde cuidar los recursos naturales (suelo, agua, humedales) y la biodiversidad, plantar árboles; promover la biodiversidad; proteger a los animales sobre todo domésticos; hasta utilizar prácticas conservacionistas de producción agrícola con empleo mínimo de agrodefensivos químicos, labranza cero o mínima del suelo; rotación de cultivos y otros. Resulta obvio que las campañas educativas que se emprendan en este sentido contribuirán no solo a preservar a estos laboriosos insectos, sino también a cuidar el ambiente.
CONCLUSIÓN
Las abejas han sido declaradas la especie más invaluable del planeta por la Earthwatch Institute de EE.UU., con base en lo expuesto en este artículo. Por otra parte, está claro que el cambio climático y los desastres naturales, los incendios forestales, la contaminación del agua y otros no ocurren porque sí.
Las abejas vivían en equilibrio con el medio, pero la realidad actual de degradación del medio también las afecta quizás en forma irreversible. Albert Einstein, el notable físico de origen alemán ya lo anticipó: "Si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre solo le quedarán unos pocos años de vida".
(*) Especialista en Comunicación Rural.
16 de Febrero de 2011 07:02
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